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Las dos caras de la Metanfetamina: más allá de la euforia inmediata

¿Qué son las metanfetaminas?

Las metanfetaminas, una clase de drogas estimulantes, representan una realidad compleja en el paisaje de las sustancias psicoactivas. Haciendo un inciso sobre las drogas estimulantes, estas se tratan de una categoría de sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central para aumentar la actividad cerebral y la alerta. Estimulan la liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la norepinefrina, provocando un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la sensación de energía.

Por otra lado, referido a de donde vienen o cual es su origen, las metanfetaminas son una clase de drogas sintéticas derivadas de la anfetamina, que fue desarrollada inicialmente con fines médicos a principios del siglo XX. La versión más común y conocida es la metanfetamina cristalina, pero existen diversas formas, incluyendo el polvo y las pastillas. Su fabricación implica la combinación de productos químicos comunes, aunque su producción ilegal a menudo ocurre en laboratorios clandestinos, generando preocupaciones por la seguridad y la calidad de estas sustancias.


Estas sustancias, ejercen su impacto al aumentar la liberación de dopamina en el cerebro, induciendo una sensación intensa de euforia. Aunque inicialmente se desarrollaron con fines médicos legítimos para tratar diversas condiciones, las metanfetaminas han evolucionado hacia el ámbito del abuso, generando consecuencias significativas en la salud y en las comunidades.

La capacidad de las metanfetaminas para desencadenar rápidamente estados de excitación y euforia ha llevado a su popularidad en contextos recreativos, pero la historia de estas drogas está marcada por su transformación de medicamentos legítimos a sustancias ilícitas. El impacto de las metanfetaminas se extiende desde los laboratorios clandestinos donde se producen hasta las calles donde su distribución ilícita se ha convertido en un problema persistente.

A medida que exploramos qué son las metanfetaminas, es esencial comprender que, más allá de la euforia inmediata, estos estimulantes también están asociados con efectos secundarios perjudiciales. Desde problemas de sueño y ansiedad hasta riesgos más graves como psicosis, el uso indebido de metanfetaminas presenta desafíos significativos para la salud mental y física de quienes las consumen.

De los orígenes a la actualidad:

En cuanto al descubrimiento y la síntesis inicial, la anfetamina, precursora de las metanfetaminas como ya hemos apuntado anteriormente, fue sintetizada por primera vez en 1887, pero su potencial estimulante no fue reconocido de inmediato. En 1919, el químico alemán Akira Ogata sintetizó la primera metanfetamina mientras buscaba una alternativa más potente a la efedrina.


Posteriormente, en la década de los 30 se le empezó a dar un uso médico y militar a la sustancia. En 1937 se patentaria e introduciría en el mercado alemán la marca de metanfetamina conocida como Pervitin.  Referente a su uso militar durante la Segunda Guerra Mundial, se distribuyeron metanfetaminas a soldados de diferentes ejércitos para mejorar el rendimiento y combatir la fatiga.

A finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970, la metanfetamina cristalina se popularizó, conocida comúnmente como "cristal" o "ice". Su forma cristalina aumentó la potencia y el riesgo de abuso.

Durante las décadas de 1980 y 1990, se experimentó una epidemia de uso ilegal de metanfetaminas, especialmente en Estados Unidos. La producción y distribución ilegales, junto con los problemas de adicción, llevaron a esfuerzos para controlar su disponibilidad.

A medida que se reconocieron los riesgos asociados con las metanfetaminas, se implementaron restricciones legales más estrictas sobre su producción y distribución. Sin embargo, también surgieron laboratorios clandestinos que producían metanfetaminas ilegales, lo que contribuyó a problemas de salud pública.

A pesar de los esfuerzos para combatir la producción y distribución ilegal, las metanfetaminas siguen siendo un problema significativo en muchos lugares del mundo. Los desafíos actuales incluyen la producción clandestina, la adicción y los riesgos para la salud asociados con su uso ilegal.

El doble filo entre la medicina y la adicción:

Las metanfetaminas, como muchas sustancias, presentan una dualidad que refleja su capacidad para ser utilizadas tanto de manera beneficiosa como perjudicial. Los extremos opuestos de este espectro viajan desde su presencia legal y positiva en la medicina hasta su uso ilegal y el riesgo de adicción.

En el campo médico, las metanfetaminas, en formas controladas como la dextroanfetamina, han demostrado eficacia en el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y la narcolepsia. Estos medicamentos, cuando se recetan y administran adecuadamente, pueden mejorar la concentración y reducir la somnolencia. Mientras que en formulaciones más suaves, las metanfetaminas se han utilizado históricamente como descongestionantes nasales. Su vasoconstricción ayuda a aliviar la congestión nasal.


Fuera del ámbito médico, la producción y el consumo ilegal de metanfetaminas representan un problema significativo. El uso recreativo y no supervisado de metanfetaminas está asociado con riesgos significativos para la salud. La adicción a estas sustancias puede desencadenar problemas físicos y mentales, incluida la pérdida de peso, trastornos psicóticos y deterioro cognitivo.

Refiriéndonos a su consumo en este ámbito, las metanfetaminas se consumen principalmente de tres maneras: inhaladas, ingeridas o inyectadas. La forma cristalina, conocida como "cristal" o "ice", es comúnmente fumada para una rápida absorción pulmonar y efectos inmediatos. La ingestión oral es otra vía común, y algunas personas optan por inyectar la droga para una acción aún más rápida. Cada método de consumo lleva consigo riesgos particulares para la salud y puede contribuir a la rápida adicción a estas sustancias.

Aún así la utilización de metanfetaminas en el ámbito médico, si bien puede ofrecer beneficios significativos en el tratamiento de trastornos como el TDAH y la narcolepsia, no está exenta de desafíos y riesgos. La dualidad de estas sustancias se manifiesta en su potencial de abuso, la posibilidad de efectos secundarios adversos, y la necesidad de monitoreo constante por parte de profesionales de la salud. La delicada tarea de equilibrar los beneficios terapéuticos con los posibles impactos negativos, especialmente en la salud mental y el potencial de adicción, destaca la importancia de una evaluación cuidadosa antes de recetar metanfetaminas. La reflexión invita a considerar la necesidad de protocolos rigurosos, educación continua y comunicación abierta con los pacientes para gestionar de manera eficaz los riesgos asociados con el uso médico de estas sustancias.

La dualidad de las metanfetaminas resalta los desafíos en el control y la regulación de sustancias con usos médicos legítimos pero propensas a abusos ilegales.

 
 
 

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