El alcohol es una de las drogas más longevas que existen en la historia de la humanidad. Desde la prehistoria, se utilizaban cereales, miel y jugo de frutas para la fabricación de alcohol. Existen evidencias de bebidas fermentadas en China del año 7.000 a.C. Las bebidas alcohólicas en el siglo XVI se utilizaban con fines curativos y algunos países como Reino Unido aprobó una ley que fomentaba la fabricación de alcohol gracias a los cereales. Esta ley provocó que en el siglo XVIII el consumo de ginebra en el país aumentara a 68 millones de litros y aumentó el alcoholismo.
No obstante, el alcohol fue protagonista en los Estados Unidos Enel año 1920. Se aprobó una ley que prohibía la fabricación, venta, importación y exportación de bebidas alcohólicas. Esta ley fue conocida como ‘la ley seca’, y disparó el comercio ilegal del alcohol dando a conocer figuras tan emblemáticas del mundo como Alphonse Gabriel Capone, más conocido como ‘Al Capone’. Esta ley fracasó y en el 1933 se tumbó esta ley que prohibía el comercio de alcohol en el país.
Las bebidas alcohólicas están formadas por compuestos químicos orgánicos como es el etanol (alcohol etílico). El alcohol es considerado para muchos ‘la droga mimada’, ya que se trata de una droga recreativa depresora, es decir, el uso de una droga (normalmente alcohol o nicotina) con la intención de crear o mejorar una experiencia recreativa. Por su carácter social y recreativo, es una droga que no despierta la consciencia en sus consumidores de los peligros, pero por algo es depresora.
Los depresores son sustancias químicas que ralentizan la actividad del sistema nervioso central. No obstante, es mucho más perjudicial de lo que puede aparentar, en efectos a largo plazo. El consumo reiterativo de bebidas alcohólicas puede llegar a provocar enfermedades crónicas como: alta presión arterial, enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades en el hígado y digestivos, e incluso algunos tipos de cánceres como el de mama, boca, garganta, esófago, laringe, hígado, colon y recto.
Para entender el problema, en Estados Unidos, 19’7 millones de adultos en 2017 eran adictos al alcohol. Y, según la OMS, el alcohol provoca un total de 3 millones de muertes anuales. Para ponernos en situación de la magnitud de esta droga, en 2020 murieron 1’2 millones de personas por COVID-19. En cambio, en 2020 se superó los 3 millones de muertes por los efectos del alcohol.
A estas cifras, hay que sumarle las muertes por accidentes de tráfico. En España, cada año mueren unas 1.500 personas en accidentes de tráficos tras ir bajo los efectos del alcohol. En Estados Unidos, se estima que un 40% de las muertes de accidentes de tráfico se debe a estar bajo los efectos del alcohol.
A modo de conclusión, el alcohol es una droga que tenemos muy interiorizada en nuestra sociedad, pero debemos de ser más conscientes de los efectos que conlleva a largo plazo en nuestro cuerpo. En los últimos años, gracias al impuesto del azúcar, en algunos países se está convirtiendo en algo prohibitivo. No obstante, sigue siendo, junto al tabaco, una de las drogas que más tenemos al alcance, inclusive los menores de edad.
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